jueves, 31 de mayo de 2012

Escena: plano secuencia inicial de Rebeca (Alfred Hitchcock, 1940)

La verdad es que he visto esta película varias veces ya, pero no sé por qué hasta esta última vez que la vi no caí en lo genial de esta escena. Se trata justo del principio, en el que la protagonista rememora un sueño en el que vuelve a Manderley, la mansión que pertenecía a su marido, con quien se casa al principio del film.
Se trata de un plano secuencia increíble, en el que mediante el traveling la cámara atraviesa la verja de Manderley y avanza por el siniestro camino hasta llegar a la vieja mansión derruida.


miércoles, 30 de mayo de 2012

Escena: El piano gigante de la tienda de juguetes en Big (Penny Marshall, 1988)

¿Quién ha visto esta película y no ha querido tener un piano gigante en el pasillo? Pues ya está. Y que no hace falta utilizar grandes planos secuencia ni rodar en hermosos paisajes para hacer que una escena pase a la historia.

lunes, 14 de mayo de 2012

Escena: huida y regreso en Érase una vez en América (Sergio leone, 1984)

Volvemos con otra escena de Leone, esta vez de su última película, la cual es más que probable que acabe comentándola entera, pero bueno. Aquí vemos como el personaje interpretado por Robert De Niro, Noodles, compra un billete de autobús, sólo de ida y cuyo destino le es indiferente. Posteriormente se dirige a un pequeño puesto que hay en una esquina de la estación para comprar algo. Lo compra y se acerca a la puerta de cristal que hay en una pared con un gran dibujo en el que se puede leer: Visit Coney Island. Entonces vemos muy de cerca la puerta, y enseguida aparece el reflejo de Noodles, pero han pasado 35 años y está viejo y cansado. Noodles se dirige al mostrador con la intención de alquilar un coche. En la estación todo es muy distinto ahora. Pero lo mejor de la escena es que mientras todo esto pasa suena el Yesterday de Los Beatles versionado por el mismísimo Ennio  Morricone, que ahí es nada.

lunes, 7 de mayo de 2012

Escena: partida al otro mundo en La última noche de Boris Grushenko (Woody Allen, 1975)

El otro día hablé de La última noche de Boris Grushenko, y me quedé con ganas de comentar la escena que da fin a la película. Se trata de un único plano fijo en el que se ve a Boris danzando (casi alegre, al menos en apariencia) con la muerte mientras avanzan por un camino situado entre dos filas de árboles y al borde de un lago. Simplemente genial.

sábado, 5 de mayo de 2012

La última noche de Boris Grushenko (Woody Allen, 1975)

Ya estaba tardando en salir Woody Allen en mi blog, pues se trata de uno de mis directores favoritos. Y, además, esta película en concreto es una de mis favoritas del neoyorquino.
Comenzaré diciendo que el título original es Love and Death, y es que la película se trata de una profunda reflexión de estos dos temas. De hecho, los protagonistas no se cortan ni un pelo en detener la acción, mirar a la cámara y ponerse a divagar sobre el amor, el sexo, la muerte, Dios...
Pero lo interesante de esta película es que todo ese profundo existencialismo es tratado siempre con el humor tan característico de los primeros films de Allen, cuya herencia de los Hermanos Marx es aquí más que clara.
Pero vamos con el argumento. La historia se sitúa en la Rusia de principios del siglo XIX, dónde Boris (Woody Allen) es un joven un tanto infeliz. Desde pequeño ha vivido obsesionado con la muerte, en el seno de una familia en la que no encaja y enamorado de su prima Sonia (Diane Keaton), quien está enamorada de Iván, el hermano de Boris. Tras la invasión de Napoleón, Boris se verá obligado a ir a la guerra.
En cuanto al aspecto técnico, destacar la fotografía (con abundantes y verdes espacios abiertos) y la banda sonora, del compositor ruso Serguéi Prokofiev. Por otro lado, el guión es ingenioso, divertido e irónico, repleto de frases ya míticas. El único pero es que en mi opinión, avanza a un ritmo muy irregular, extendiendo mucho en unas cosas y quedándose corto en otras.
Conclusión: obligatoria.