Tras la muerte de un algo enloquecido Ricardo Corazón de León, Robin y su fiel Little John vuelven a Inglaterra después de haber perdido muchos años combatiendo en las cruzadas. Obviamente, lo primero que hace Robin al llegar al Bosque de Sherwood es preguntar por su amada Marian, quien resulta que se ha metido a monja. Cuando Robin va a su abadía, se encuentra con que la quieren echar de Inglaterra por ejercer la religión católica, lo que lo enfrentará de nuevo con el sheriff de Nothiingam y con el rey Juan.
Pero lo que veremos en la película es un Robin cincuentón, desencantado por toda la muerte que ha visto en las cruzadas y que, desde luego, ya no es el que era por mucho que él se empeñe en afirmar lo contrario. Lo que antes eran batallas épicas y combates magistrales ahora se tornan patéticos, torpes y ridículos. Tan solo su amor por Marian permanece invariable, una Marian que, tras un intento de suicidio, entregó su vida a Dios, madurando y pasando página. O eso creía ella.
Uno de los grandes aciertos del film es ese tono de humor tan agrio con el que está contado. Todo es tan patético que no puedes sino soltar una leve sonrisa. De esta forma, en el combate final veremos un torpe duelo a espada entre dos hombres ya cascados que al medio minuto están que no pueden más, así como a cuatro campesinos maltrechos huyendo de un grupo de soldados.
Aun con todo, esta película sería imposible sin sus dos actores protagonistas, Sean Connery y Audrey Hepburn, los cuales tienen una química espectacular. El resto del reparto es también muy destacable, en especial Robert Shaw, Richard Harris, Denholm Elliott y Nicol Williamson.
Mención aparte merece la maravillosa banda sonora del genial John Barry, fallecido en 2011 y que es conocido sobre todo por las bandas sonoras de las pelis de Bond, pero que también ha hecho otras obras maestras como la música de Memorias de África.
Por último, decir que tiene uno de los finales más bonitos y románticos que he visto, y que no desvelaré por si queda algún insensato que todavía no la ha visto. Pero que sepáis que he tenido la tentación de poner el video. Aunque puede que un día de estos lo meta en la sección de escenas, de momento me contentaré con poner el trailer.
Pero lo que veremos en la película es un Robin cincuentón, desencantado por toda la muerte que ha visto en las cruzadas y que, desde luego, ya no es el que era por mucho que él se empeñe en afirmar lo contrario. Lo que antes eran batallas épicas y combates magistrales ahora se tornan patéticos, torpes y ridículos. Tan solo su amor por Marian permanece invariable, una Marian que, tras un intento de suicidio, entregó su vida a Dios, madurando y pasando página. O eso creía ella.
Uno de los grandes aciertos del film es ese tono de humor tan agrio con el que está contado. Todo es tan patético que no puedes sino soltar una leve sonrisa. De esta forma, en el combate final veremos un torpe duelo a espada entre dos hombres ya cascados que al medio minuto están que no pueden más, así como a cuatro campesinos maltrechos huyendo de un grupo de soldados.
Aun con todo, esta película sería imposible sin sus dos actores protagonistas, Sean Connery y Audrey Hepburn, los cuales tienen una química espectacular. El resto del reparto es también muy destacable, en especial Robert Shaw, Richard Harris, Denholm Elliott y Nicol Williamson.
Mención aparte merece la maravillosa banda sonora del genial John Barry, fallecido en 2011 y que es conocido sobre todo por las bandas sonoras de las pelis de Bond, pero que también ha hecho otras obras maestras como la música de Memorias de África.
Por último, decir que tiene uno de los finales más bonitos y románticos que he visto, y que no desvelaré por si queda algún insensato que todavía no la ha visto. Pero que sepáis que he tenido la tentación de poner el video. Aunque puede que un día de estos lo meta en la sección de escenas, de momento me contentaré con poner el trailer.