Acabo de caer en que hace un siglo que no escribo, por lo que mis miles de fans deben de estar tirándose de los pelos preguntándose qué demonios pasa. Por eso he decidido escribir una entrada rapidilla para aplacar vuestro ansia hasta que me curre una un poco más. Por eso y por que al Perico la han entrado ahora ínfulas de escritor y como siga así se adueña del blog.
Pero bueno, al turrón, que hoy os traigo todo un canto de amor al cine: la escena final de Cinema Paradiso. Salvatore (Jacques Perrin) llega al estudio después del entierro de Alfredo y le da al proyeccionista la lata que había dejado para él su mentor antes de morir. Es el propio Tornatore el encargado de colocar la película en el proyector, e inmediatamente vemos en pantalla una sucesión de besos extraídos de películas antiguas. Se trata de todas las escenas que Alfredo se veía obligado a censurar y que regaló a un Salvatore infante con la única condición de que él se las guardaría. Vemos esos besos de amor que sólo existían en las pelis de antes, vemos ese lugar tan maravilloso que es la sala de cine y vemos la cara de emoción de Salvatore. Y mientras vemos todo eso escuchamos la magia de Morricone, que yo no sé cuantas veces he mencionado a este hombre en le blog pero no son suficientes.
En fin, una escena de las que llegan al corazón y sacan más de una lagrimilla, especialmente a los amantes del séptimo arte.
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martes, 7 de enero de 2014
martes, 2 de octubre de 2012
Creadores de sombras (Roland Joffé, 1989)
Hoy vengo con una historia interesantísima, y es que Creadores de sombras, cuyo título original es Fat Man and Little Boy, nos cuenta como en la Segunda Guerra Mundial el ejército de los Estados Unidos reúne a un grupo de científicos para crear el arma definitiva. Me refiero, obviamente, a la bomba atómica. El film nos muestra todo el proceso, desde que el general Leslie Groves (Paul Newman) reúne a los científicos, encabezados por el alemán Robert Oppenheimer (Dwight Schultz) hasta la culminación del proyecto. Además, conforme el invento iba cogiendo forma, los científicos eran cada vez más conscientes de qué estaban creando, lo que generaba disputas morales. Eso sumado a todas las restricciones a las que estaban sometidos por parte del ejército y al plazo impuesto por el mismo creaba un ambiente de tensión muy alta que se refleja bastante bien en el film.
A nivel interpretativo la película está más que aceptable. Paul Newman está genial como siempre y Dwight Schultz (que para quien no se acuerde es el de la gorra del Equipo A) encaja bien en el papel. Otros actores que destaquen son John Cusack, Bonnie Bedelia y Laura Dern.
Por otra parte, a nivel técnico la película es correcta sin más, y es una verdadera lástima que la banda sonora de Ennio Morricone pase tan desapercibida. Pero el problema principal está en el guión, que avanza con un ritmo bastante irregular, entreteniéndose a veces en líos amorosos que no nos importan.
Si por algo merece la pena verla es sin duda por la historia que nos narra, que, como ya he dicho, me parece interesantísima.
No he podio resistirme a poner esta escena del final de la peli, pero, como todos sabemos lo que pasó, no cuenta como spoiler. He dicho.
lunes, 17 de septiembre de 2012
Novecento (Bernardo Bertolucci, 1976)

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lunes, 14 de mayo de 2012
Escena: huida y regreso en Érase una vez en América (Sergio leone, 1984)
Volvemos con otra escena de Leone, esta vez de su última película, la cual es más que probable que acabe comentándola entera, pero bueno. Aquí vemos como el personaje interpretado por Robert De Niro, Noodles, compra un billete de autobús, sólo de ida y cuyo destino le es indiferente. Posteriormente se dirige a un pequeño puesto que hay en una esquina de la estación para comprar algo. Lo compra y se acerca a la puerta de cristal que hay en una pared con un gran dibujo en el que se puede leer: Visit Coney Island. Entonces vemos muy de cerca la puerta, y enseguida aparece el reflejo de Noodles, pero han pasado 35 años y está viejo y cansado. Noodles se dirige al mostrador con la intención de alquilar un coche. En la estación todo es muy distinto ahora. Pero lo mejor de la escena es que mientras todo esto pasa suena el Yesterday de Los Beatles versionado por el mismísimo Ennio Morricone, que ahí es nada.
sábado, 14 de abril de 2012
Escena: el duelo final en El bueno, el feo y el malo (Sergio Leone, 1966)
Hoy inauguro una nueva sección, la Escena. Aquí me limitaré a poner una escena de película y a comentarla muy brevemente. En este espacio pondré escenas tan míticas como la de hoy, pero también pondré escenas más mediocres, por decirlo de alguna manera, pero que a mí me parezcan destacables o que, simplemente, me gusten. Una condición para que hable de estas escenas es que estén en Youtube, ya que no creo que me ponga a subir yo la escena. Ya tenía pensado esta sección desde hace algún tiempo, pero me ha pasado muchas veces que quiero poner una escena en el blog y justo esa no la encuentro, así que lo dicho.
Bueno, vamos a lo que nos interesa: la escena. ¿Qué decir del famosísimo duelo a tres que finaliza este peliculón que es El bueno, el feo y el malo? Pues que derrocha tensión y emoción por todos los lados, que es increíble el uso que hace Leone de los primeros planos y que Morricone es un maestro.
Esta escena ha sido homenajeada e imitada muchísimas veces en la historia del cine, pero el caso de Tarantino me resulta especialmente llamativo. Que se me ocurra ahora tenemos la escena final de Reservoir dogs, la escena del bar alemán de Malditos bastardos y el tiroteo final de Amor a quemarropa, en el que el guión de Tarantino lleva el duelo a tres de El bueno el feo y el malo a su extremo. La principal diferencia de estas escenas con la original es el desenlace. Mientras que en la de Leone sólo muere "el Malo", las de Tarantino acaban siempre con la muerte todos los participantes. También es verdad que en estas últimas no hay nadie tan duro como Eastwood.
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