martes, 25 de septiembre de 2012

El hombre que mató a Liberty Valance (John Ford, 1962)


Si hablamos de western hablamos de John Ford, el hombre que hizo que brillara con su máximo esplendor. Pero el tiempo avanza inexorable para todos y los momentos de auge llegan a su fin. Ford sabía esto mejor que nadie y ante la inminente decadencia del genero se despidió de él con el clásico que tenemos entre las manos. El hombre que mató a Liberty Valance es eso al fin y al cabo, un adiós nostálgico a una era que llega a su fin, dejando paso a la imparable modernidad. Y es que esta nostalgia la vemos en todas partes, desde el uso del blanco y negro hasta el hecho de usar actores ya veteranos para encarnar personajes muchísimo más jóvenes (los dos protagonistas tenían más de 50 años), pasando, cómo no, por el argumento.
El senador Ransom Stoddard (James Stewart) regresa al pueblo de Shinbone junto a su esposa Hallie (Vera Miles) para asistir al funeral de Tom Doniphon (John Wayne). Cuando la prensa le pregunta sobre Doniphon, Stoddard procederá a contar la historia de cuando llegó por primera vez al pueblo, comenzando por su primer y desafortunado encuentro con el maleante Liberty Valance (Lee Marvin).
En resumen, es la historia de un hombre del este que, al licenciarse en derecho, decide ir al oeste en busca de aventura. Un hombre pacifico, de leyes, que se dará de bruces con una sociedad violenta en donde la única ley que vale es la de las armas. Sin embargo, gracias a Stoddard esta sociedad irá cambiando poco a poco, siendo consciente del sistema democrático en el que están.
Como habéis podido ver, el reparto es espectacular. Stewart interpreta al típico hombre puro de leyes que ya ha interpretado en tantas películas y Wayne es el pistolero rudo que tantísimas veces ha encarnado. Vera Miles es la chica tras la que irán los dos protagonistas y Lee Marvin el malo más malo de todos. A primera vista parecen personajes de lo más estereotipados, pero el desarrollo de los acontecimientos y la evolución de estos personajes dotarán a los mismos de una gran profundidad.
Ford nos muestra magistralmente un enfrentamiento entre lo nuevo, representado por Stewart, y lo viejo, representado por Wayne, y lo hace de tal forma que te engancha desde el primer segundo y no te suelta hasta los créditos. Si sois fan del género supongo que ya la habréis visto, y si no ya estáis tardando. Y a los que no os guste el western, que por lo visto y para mi sorpresa sois muchos, os ruego que le deis una oportunidad, ya que esto nos es para nada un western típico.

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