La película de El violinista en el tejado está llena de grandes "momentos musicales", pero sin duda este es mi favorito. El protagonista, un pobre lechero judío con cinco hijas y ningún barón, mantiene una de sus muchas conversaciones con Dios, preguntándole por qué hay tanta pobreza y diciéndole qué haría si fuera rico. No hay que olvidar que la banda sonora fue adaptada (ya que esto es originalmente una obra musical) por el mismísimo John Williams.
No me digáis que no se os queda grabada en el cerebro después de escucharla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario